"Faby, Faby… espera Faby!"
Yo no te hago más daño del que te haces a ti misma al tratar
de sujetarme. Distintos trozos de mi pertenecieron a distintas personas y
ninguno de ellos fue realmente cuidado y valorado, cada uno de ellos fue
muriendo dejando atrás solo la experiencia de lo vivido, pero nada, a fin de
cuentas. Hoy, después de tanto tiempo, tanta cosa, tanto vivir, llorar, caer,
levantarse y reír, después de haber intentado todo lo imaginable por mi cabeza,
después de haber probado hasta lo más profundo de mi interior, hoy no soy de
nadie, por definición y porque, simplemente, no lo soy.
Ese afán por mantenerme a raya es lo que te daña, esas ganas
de domarme, de gritarme, de negarme y de mandarme, eso es lo que te daña,
porque lo sabes y te lo he dicho, tú puedes ser y hacer lo que quieras, te amo,
así como eres… por eso yo puedo ser y hacer lo que quiera … y ¿En qué extraño
mundo, hecho de tus más surreales fantasías, yo me quedaría para recibir
llantos, gritos y rechazo? Jamás, eso jamás volverá a pasar.
Solo debiste sonreír y aun estaría contigo, porque esa frase,
sí esa frase, la he escuchado de tantas bocas distintas que, uno, no puedo
creer que sean tantas y dos, no tiene ningún efecto en mí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario