Aun circula por mis venas la dosis precisa de veneno que me impide
olvidarte, la cantidad perfecta para amarte pero no necesitarte, para extrañarte
sin derrumbarme.
La vida llega día a día, el recuerdo de tu presencia se evapora
con cada segundo que pasa… Tengo miedo de olvidarte y terminar así de perderte.
Jamás entenderé lo que nos pasó, tanto amor derramado en un
campo de batalla en el que solo tú y yo perdimos, ninguno de nosotros ganó nada…
Nada que no fuera la experiencia y la reflexión que viene después de vivir todo
este dolor, el dolor de un amor que se destrozó.
Me pregunto de donde sacaste el veneno que me inyectaste, me
pregunto de quien es la voz que susurro en tu oído “déjalo”, me pregunto de
quien es el consejo que como hechizo se apoderó de tu corazón y causo todo este
dolor…
Me pregunto si la jeringa pasó de tu mano izquierda a tu
mano derecha o si fue alguien que te la entrego como solución a los pesares que
en esas tardes tanto te atormentaban …
Siento que fuimos victimas de tercero que llenos de envidia
se pusieron entre nosotros, que por celos injustificados nos separaron por no
tenernos para ellos mismo…
O tal vez, solo tal vez me cuento un cuento para no afrontar
lo que hoy manejo como la única realidad, realidad que salió de tus labios… “No
te amo”
Pero yo sí te amo, te amé y te aseguro que mañana te amaré…
Amo al ángel que hay en ti y amo al demonio que hay en ti…
Espero el día en que el corazón amable de una mujer seque la
ultima lagrima que derrame por ti, espero el día en el que te pueda recordar solo
como el paso que me llevó a los brazos de un nuevo amor… Porque aunque no
quieras creerlo, yo te amé sabiendo que no me amabas… y te amo sabiendo que no
me amas…