11 jul 2009

Un corazón a 229


Era el día que había esperado por mucho tiempo, al fin después de mas de 6 lagos meses volvería a ver a mis amigos, mi alegría no tenia limites, al fin salía de mi lo que alguna ves fui y podía volver a ser yo nuevamente, todo iba increíble.
Cuando la tarde estaba llegando a su fin, un inesperado problema cardiaco inundo bañó mi sueño de una terrible amargura.
Sufro un problema cardiaco que es denominado arritmia, paroxismo, taquicardia, como quieran llamarlo. Mi corazón pasa de cero a mil en un instante y normalmente esta situación se revierte igual de rápido, pero ayer fue la excepción, mi corazón no se detenía, seguía incesante su carrera contra el tiempo y mi fin.
Mis amigos desconcertados, me preguntaban que pasaba, aun seguíamos bromeando entre nosotros, incluyéndome, pero mi dulce atardecer se torno un negro anochecer junto a mis amigos en una fría plaza de Talcahuano mis esperanzas se iban entre mi rápido palpitar. La situación se hizo un poco insostenible, fui a pedir ayuda a un edificio, resulto ser la municipalidad, ahí me entregaron un asiento y mis amigos llamaron una ambulancia. Mientras ella llegaba yo titubeaba en llamar a mi mamita, creí que si lo hacia estaría despidiéndome de este mundo y tendría una conexión menos a el y tampoco quería alarmarla, pero decidí hacerlo, hable con ella unos eternos cuatro minutos hasta que llego ala ambulancia. Dos paramédicos se bajaron, mi amigo Marcelo me acompañaba y el resto se despedía de mis con una notable cara de preocupación y amistad, me preguntaron mis síntomas, como me sentía, me acostaron en una camilla dentro del móvil, recuerdo tres luces en el techo una estaba rota y mil pensamientos pasaban por mi cabeza, las cosas que no hice, las que aun me quedaban por hacer, las cosas que nunca dije, los besos que nunca di, las excusas que nunca entregue y las que nunca pedí, el recuerdo de mi mamita aun me acompañaba y lloré, lloré por el dolor que ella sentiría si yo no estuviera, lloré por mi hermano, por mi papi, lloré por mi futuro y por mis metas, fueron las lagrimas mas puras que jamás en soltado al mundo. Recuerdo como la ambulancia se movía por todos lados, daba vueltas y saltos, llego al hospital sentí un alivio, pero a la ves quería ver a mi mamita ahí, afuera, esperándome, que me dijera “todo estará bien”. Me entraron a una sala, me cambiaron de camilla, me conectaron otro suero y una maga para medir la presión, mucha gente entraba y salía, no tenia fuerzas para levantarme y ver sus caras, todas estaban allí al lado de mi torso descubierto, de ves en cuando escalofríos recorrían mi espalda, me hicieron las típicas preguntas de usas drogas, fumas, bebes alcohol, y yo les di mi única y típica respuesta, no. Ellas hablaban acerca de un medicamento terminado en “ol” no lo recuerdo, tomaron mi brazo y una de ellas dijo, esto va a doler un poco, introdujeron en mi ese extraño liquido y efectivamente, sentí algo extraño en mi brazo, y el sentimiento comenzó a crecer lentamente y de la nada un dolor invadió todo mi cuerpo, el dolor físico mas grande que jamás he sentido, fue un horror, supuestamente el medicamento reiniciaba mi corazón, esto implica detenerlo y que luego comenzaría su funcionamiento normal, pero no resulto, lo hicieron dos beses más, otros dos dolores increíbles. Ya nada funcionaba y mi corazón aun latía como loco, después de un rato un medico entro y dice muy bruscamente “¿Te drogas?” y yo, no, se acerco a mi y apretó mi cuello y dice “¿Ven? Se normaliza, inyecten morfina”. Luego de eso le di a la enfermera el numero de mi casa para que el Marcelo llamara y no recuerdo nada más. Abrí mis ojos y el doctor dice que me dormí por unos quince minutos y que me aplicaron corriente, me dijo además, se te verán unas marcas en el pecho son de la maquina, yo no podía creerle, giré mi cabeza y ahí estaba el desfibrilador y en mi pecho dos paletas marcadas, pero mi corazón ya estaba normal ya no estaba loco y siento algo maravilloso tocando mi vientre, las manos de mi madre, las frías, pero calidas manos de mi mamita al fin abrazándome, al fin diciéndome que todo ya paso y que ahora esta bien., luego de eso tengo unos cuantos recuerdos borrosos, de haber llegado a la casa, haber comido algo y luego dormí.

Hoy con la cabeza un poco mas fría veo las cosas con mas calma y veo también lo cerca que estuve de la muerte.

Esta es mi historia, la historia de cómo, el inmortal y fuerte Fabián Torres se va a otro mundo.

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