Como
todo envenenado cualquier cosa que salga de mi es venenosa también…
Hoy
pasaron un par de cosas que no me esperaba… y también han dejado de pasar cosas
que sí esperaba…
Saturado
de todo el veneno y con una notable desubicación, más de la normal, mantuve un
momento muy amargo con la familia… Me sentí tan fuera de mí… tan pesado, acido,
irritado… A fin de cuentas me dicen “Estas súper raro, ya no hablemos más”… Y sentí
un dolor pues en el fondo yo solo quería tener una discusión, pelear y arruinar
la comida…
A fin de cuentas subí a mi pieza de muy mal humor, totalmente descompuesto y con la mente muy ocupada en un millón de deseos… Pero… miren la gran diferencia… 1, 2, 3… (respiro)… 1, 2,3… (respiro)…
“Sabes,
tienes razón… estoy súper pesado, eso me pasa por esperar cosas que no son…
Dame un abrazo que me haga sentir como un niño”
¿Se
ve?... Que gran diferencia entre los gritos y un abrazo… No es que sea yo súper
trascendido, ya que como dice un gran
hombre “solo soy un mísero gusano de la tierra”… ya que estos impulsos y
actuares bajan desde lo alto, donde mora mi Padre interno, mi Dios… quien me ha
dado la gracia de poder mostrar un ínfima parte de como Él es…
Si
pudiera eliminar de mí el deseo… si pudiera incluso eliminar el deseo de
eliminar el deseo, podría al fin hacer… y hacer es lo mismo que ser… ser es
estar con el Ser… y poder decir “Yo soy el que soy”… por tercera vez me invito
a hacer la vida…
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