Estaba jugando en el computador… y entre a la página de POKÉMON para ver a mis animalitos de bolsillo y noto que las bayas que había plantado estaban listas y me dije “Oh! Que bien, ya están las bayas”… y me sentí tan jodidamente imbécil… Alegrarme porque las bayas virtuales habían dado frutos? Pero qué es eso?... Que pasará luego… cuando tenga mil bayas, cuando las use para comprar casitas, sillitas, mesitas… que pasará cuando tenga a todos los POKÉMON… cuando todos estén en nivel 100 y nadie me gane… aaah?... aaaaaaaaaah?... Qué pasará?... Pues me daré cuenta que mi vida esta vacía y que la he malgastado mirando una pantalla, jugando tonteras y luchando por ser el mejor en algo que no tiene colas ni patas…
Está bien, todos perdemos nuestras vidas en cosas raras y tontas… no toda nuestra vida, tal vez, pero si gran parte de ella… Peleando, odiando, fingiendo, corriendo, callando… SÍ! Callando, sin decir lo que sentimos, ni siquiera a nosotros mismos, nos mentimos y no lo notamos…
Miremos pues al cielo y veamos verdadera belleza en él… Ver como el viento canta y las hojas bailan… Disfrutar de una conversación… de un atardecer, del silencio, de la paz, de la nada y de todo… de lo que tenemos en las manos, olvidando lo que no tenemos y lo que queremos… Porque… seré feliz cuando tenga el mejor auto? O… lo seré cuando tenga a la más candente mujer rellena de polímeros? O… cuando pueda comer huevos de “Dodo” que cuentan $199.999 la media docena?... Lo seré acaso… ¿?... Creo que no…
Me es mucho más fácil ver mi felicidad al pensar en un paseo por la plaza, de la mano de ella (hermosa para mis ojos) y comiendo un chocolate… O sentado junto a ella, solo escuchándola… o solo mirándonos… o solo… yo solo, mirando las nubes y sintiéndome insignificante frente a la inmensidad del universo y aun sabiéndome parte importante e irremplazable de él…
La felicidad no está en los ojos de quien la miré… la felicidad esta en disfrutar de la cosas sencillas…
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