Así sin
más una parte de mi vida termina.
Sin tiempo para la expectativa diré claramente… He dejado la carrera y para terminarla en otra Universidad.
No
importa, tengo mis motivos y estoy bien como estoy, pero creo justo darle
siquiera una nota a estos cuatro años y medio.
Capítulo
1: El dolor en el parto.
Un
joven Fabián de 17 años entraba en el mundo que siempre quiso estar, era él un
futuro Ingeniero, era él parte de una comunidad que, creía, era seleccionada y
de un nivel “diferente”. Aun visiblemente arrogante adopte una postura
defensiva ante el mundo, no hablaba con nadie y no compartía nada con nadie,
tenía todo lo que siempre quise tener… una polola.
Pero la
vida es dura con quienes vienen a aprender de ella. Mi ilusión solo duro unos meses,
para Junio de ese año solo tenía problemas e infelicidad, no tenía ya pareja y
mis notas eran pésimas. Todo en lo que siempre fui bueno ahora me decía “No
vales nada” y no lo valía y no lo valgo.
No sé
de donde saque fuerzas para resistir el dolor de tan agudo nacimiento a la
realidad, las cosas de las que siempre estuve orgulloso ahora me dejaban, había
fallado en todas mis pruebas, exámenes y certámenes, ya sean académicos o
cotidianos. No es que mi mundo estuviera de cabeza fue que me vi desnudo en un
mundo que siempre estuvo vacío.
Se
encargó el destino de darme duro de una vez por todas.
“No
eres nada” me decía al tiempo que presionaba mi corazón con su gigantesco dedo.
No me
rendí del todo, si de algo estaba seguro en Universo era que no me dejaría
derrotar tan fácilmente. Aun con todo en mi contra, sin ramos aprobados, con
dolor constante y sin esperanzas de que las cosas pudieran mejorar seguí
adelante sin que nada me parara. Así fue como perdí todos los ramos… Calculo,
Algebra, Química, Física, no pude con ninguno de ellos…
Termine
el año en un curso de verano, así aprobé mi primer ramo en un año… Algebra con
un 4,7, por lo menos podía seguir estudiando.
Capítulo
2: Segundas oportunidades
Como si
fuera una broma el destino me ofreció el mismo camino, ahora tenía el poder de
hacer lo mismo o hacer lo correcto… decidí hacer lo correcto.
Nuevas personas llegaron cursar sus caminos
con el mío, nunca los olvidaré ya que entre ellos estaba mi aguador.
Tenía
los mismo ramos que el año anterior y los pude entender mucho mejor, estudie
más y saque mejores notas, las necesitaba para poder dar el salto de Plan Común
a Química. Lo académico no fue un problema ese año por lo tanto no tengo
grandes recuerdos y reflexiones de eso, fue mi paso por el “cielo” y lo
disfrute, los grandes cambios fueron internos, cambios que atesoro.
Retome
el justo por compartir con otras personas, me gustaba hablar mucho y dar a
conocer mis ideas, aun orgulloso creía tener la razón en cada una de mis
palabras y sentía tener esa mirada que se dice a sí misma “Mira a los demás no se cuestionan lo mismo
que tú”.
Este
año me ayudaron a echar por tierra mis razones de entrar a estudiar, el dinero.
Cuando esto cambio casi todo lo hizo a la vez. De un momento a otro me sentía
sereno, tranquilo y reflexivo, vi lo malo en mí y vi lo malo en todos, pero ya
no con soberbia sino que con poco de compresión y lastima.
Por
razones un tanto planeadas y retomando las segundas oportunidades volví a tener
contacto con “mi gran amor”, hasta ese día. Que maravilloso fue volver a
besarla, no he ni había besado a muchas mujeres por lo que fue volver a tener
lo más grande a lo que se me ha permitido alcanzar. No duramos nada juntos,
creo que dos semanas, yo ya no era igual y ella tampoco lo era tanto.
Ya no
tenía beca, eso creí, ya que el año anterior había reprobado todos mis ramos
pero de la nada la asistente social dice “No sé la razón pero no te quitaron la
Beca”, segundas oportunidades.
Termine
ese año, a diferencia del anterior, muy feliz, todo fue muy distinto y yo
también lo era.
Capítulo
3: Ilusiones y desilusiones
Lo
logré, estaba en Química, mi sueño ya no lo era más, su fantástica realidad se
dibujó en una sonrisa que conserve por horas.
Lamentablemente
el ambiente era malo y mezclado con mi palpitante orgullo todo salió muy mal.
Me gané la antipatía de uno tipos que ni siquiera conocía, tal vez ahí estuvo
mi error.
No
recuerdo mucho de esa época porque algo llego a ocupar totalmente mi todo, ahí
va la historia…
Tenía
ya 18 casi 19 años, aun un mocoso ya todavía lo soy… Teníamos una clase muy
tarde, creo que los días jueves a las 5 de la tarde… Era Practica de
Estadística…
Hablando
con un amigo decíamos “Oj ala por lo menos nos toque una mujer de practicante y
que sea linda”… Ya en la sala de clases y en los primeros puestos, ya que
esperamos todo el día en la Universidad, vimos llegar a una Mujer… Rubia y de
altura mediana, Jeans y botas, un abrigo y carpeta en sus brazos… Se da media
vuelta y nos dice… “¿Esta es la práctica de estadística?”… al tiempo yo con la
boca literalmente “ABIERTA” asentí con la cabeza… ella dejó sus carpetas en el
escritorio del Profesor y se sentó… ¿Qué más puedo decir?... Es la mujer más
hermosa que jamás viran mi ojos, lo que sea que diga solo será que quitar pesos
a esa oración… Su Nombre era Cecilia Navarrete…
Nunca
deseé tanto ser mayor o bonito, tener todo lo que no tengo y poder ofrecérselo…
ese fue mi error…
Bueno
esa es la historia de mi amor Platónico…
Durante el “segundo” semestre los paros se
apoderaron de la situación y me vi libre y con mucho tiempo y mi aguador me
presenta la siguiente mágica palabra… GNOSIS.
Asistí
a las 23 conferencias de primera cámara, entre eso “pololie” con otra persona,
pocas veces he disfrutado tanto la compañía de alguien, era linda pero lo que más
me gustaba era que me hacía reír. No pasó nada más interesante hasta que de
primera pase a segunda, segunda cámara.
Capítulo
4: Los primero pasos
No
recuerdo nada. Conocí a más personas, todos muy simpáticos y cada rato y conversación
fueron únicos, pero no recuerdo nada en particular… Mi vida ya no giraba, al
fin, en torno a la universidad…
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Así es todo…
un rápido paso por un lugar y nada… un lugar que me tiene hoy donde estoy…
frente a una pantalla… pero esta pantalla no es tan grande como para que no me
deje ver el mundo…
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