8 dic 2014

Un año ya



No es mi fin autocompadecerme… 

Hace un año atrás desperté en la camilla de un hospital… y aunque hoy tres semanas pasan en un abrir y cerrar de ojos, aquellas pasaron en una eternidad… Vivir esa parte fue la respuesta a mis peticiones de despertar, de aprender, de crecer… Descubrí tantas cosas que a fin de cuentas olvidé pero que están ocultas el telón de la inconciencia… Cosas como que el orgullo y la vanidad son dos grandes mentiras… 
Que la paciencia tiene valor cuando se siente uno a punto de explotar… Que el valor es afrontar miedos y no estar ausente de ellos… Que una sonrisa tiene  sentido cuando se regala en la adversidad, cuando no hay motivos para reír…  

Lizandro, Pablito, Don Pedro, primo Mora, Daniela, Vanesa… Mi madre, mi padre, mi hermano, mi familia, mis amigos… la máquina que me dejaba respirar… 

Quien diría que por esto te encontraría en el hospital… que lo intentaríamos de nuevo… que no te gustaría lo mi religión… que la dejaría por ti… que me alejara de Él… que diera paso a todos mis impulsos… que la embarraría tanto… que dejara de escuchar mi conciencia y mi corazón… Quien me vio poeta, hermoso, bondadoso y espiritual… y hoy bruto, estúpido y feo…
Extraño esas tres semanas y ese sentimiento de fortaleza al mirar lo ojos de mi madre y decir “Todo está bien” …

Pero la vida es para crecer y todo esto es para crecer… 

Ahora debo volver…

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