Ey! Cabra chica… ¿Qué te has creído? Yo pongo nerviosa a la gente, no ellos a mi.
El tonto, aquí, intentando repasar sus experiencias para no
volver a cometer la tontería de apagar la razón y sales tú de la completa nada
a presionar el botón rojo, ese botón que me sube la temperatura y hace que mi
lengua se enrede sobre si misma.
No te conozco, no soy imbécil, y justamente ese es el punto
de todo esto, pero no puedo negar que no me saltaban las alarmas desde hace mucho
mucho tiempo.
Llevo ya unos meses asumiendo que mi corazón y mi pito están
desconectados, que puedo mantener una relación sin involucrar en lo más mínimo el
corazón, porque simplemente no late, porque simplemente no se alborota, porque
simplemente hay mentiras que ya no puedo creer, porque yo mismo me niego a
creer.
Así que gracias por robarme unas sonrisas, gracias por
volverme pequeño, gracias por mirarme con tanta coquetería, gracias por ponerme
nervioso, gracias por acosarme, gracias por hacerme reír.
Te veré de nuevo, porque en algún lugar debo comprar tabaco…
y aunque no es el único lugar al que puedo ir ¿Por qué no preferir comprar dónde
te atienda una cabra chica dispuesta a hacerte reír?
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